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Intensificación y Reducción

La selección que se nos ofrece en cuanto a gradaciones de papel de copia, sin necesidad de mencionar los multigrados, resulta ampliamente abundante, por lo que el estado de sobre o sub exposición (o sobre revelado y subrevelado) que presente el negativo, no debería ser una causa de peso para desechar una buena imagen.

Los intensificadores y/o reductores de las sales de plata contenidas en el negativo van a ayudarnos a conseguir un negativo más fácil de copiar, aunque es bueno recordar que toda manipulación correctora (sobre todo si requiere proceso húmedo) comporta un riesgo añadido del deterioro accidental del negativo; así que yo os aconsejaría recortar ese fotograma para no dañar otros de los de alrededor.

Corregiremos un negativo que presente menos sales de plata reducida en la emulsión de lo que seria conveniente para su positivado en papel normal (aspecto casi transparente, con poco detalle en las sombras o ausencia total de ella), sometiéndolo a un baño de intensificación, dependiendo del producto que se utilice, el proceso será más o menos corto y complicado, pero en verdad, la intensificación es como someter al negativo a un revelado suplementario, aportándose más densidad allí donde ya existía alguna; no debemos olvidar este punto, puesto que no podremos jamás restaurar de la escena captada en el fotograma detalles que no fueron registrados o que se perdieron por fallo en la exposición y/o en el revelado.

En cuanto al baño reductor, la fórmula Farmer, es la más usada y puede afirmarse que actúa muy bien en negativos donde la sobre exposición o el sobre revelado han hecho que las sales de plata de la emulsión se adensen (aspecto casi opaco del negativo) y para cuyo positivado habría que usar una apertura del diafragma del objetivo de ampliación inconveniente, o aumentar de forma exagerada el tiempo de ampliación, o cambiar a papel suave, soluciones que pueden parecernos poco aceptables. El empleo del reductor, siguiendo al pie de la letra las instrucciones del fabricante, devolverá al negativo la densidad deseada.

Otra circunstancia a tener muy en cuenta sobre el uso de intensificadores y reductores es que ambos baños van a afectar a la estructura del grano del negativo y, por tanto, al aspecto final de la copia. Un negativo reducido o intensificado tiene un algo especial, y tanto es ello así que, algunos fotógrafos, buscando texturas no convencionales o acabados muy personales, han recurrido a subexponer, a propósito, sus negativos con el fin preconcebido de someterlos, después, a un proceso de intensificación. El resultado de esta insólita práctica es un positivo de sorprendente belleza, donde lo esencial (las partes mejor iluminadas de la escena o retrato) aparece como flotando en medio de un fondo de negros profundos y elementales y la textura del grano aparece distinta y enormemente "gráfica". Si sabemos sacar partido de la intensificación, lograremos un buen arma para procesos estéticos. Por contra, del baño reductor se suelen extraer positivos que tienden a "aplanar" la contemplación de la escena.

A la primera cuestión debería responderse: todo lo que presente defectos y, ello reza especialmente con los fotógrafos en su periodo de formación, en el cual la búsqueda del dominio de los materiales comporta una especial responsabilidad ante ellos mismos; cuantas más horas dediquemos a las prácticas, mejores y más rápidos resultados conseguiremos.

Una lista de materiales que precisaremos para retocar (casi todos ellos son obtenibles fácilmente en los comercios especializados de artes gráficas, papelerías técnicas y establecimientos fotográficos), son:

Un equipo completo de especialista en retoque contendría un aerógrafo y su correspondiente compresor. Los resultados que ofrece el aerógrafo son realmente espectaculares. Su técnica de empleo y su alto costo, sin embargo, hace que no creamos necesario proponerlo como "ineludible".

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